«Todo el horror que fue mi vida después de mi secuestro es indescriptible en la serie de perversiones, vejaciones y tormentos a la que fui sometida, no obstante que deseo concluir con la presente reiterando que prefiero ver los ojos y la cara de mis torturadores, antes que ver los ojos de Magnetto en el momento en que me amenazaba para que firmara».
(Lidia Papaleo)
[dropcap style=’box’]E[/dropcap]l 30 de abril de 1973 se aprobó una emisión de acciones por la cual Papel Prensa pasó a ser controlada casi en su totalidad por Luis A. Rey y por Rafael Ianover, quienes eran testaferros de David Graiver, quien tuvo bajo su control a la compañía hasta su fallecimiento, ocurrido el 7 de agosto de 1976 en un accidente aéreo cuestionado hasta hoy y que nunca fue esclarecido.
Luego de la muerte de David Graiver, algunos medios de Argentina comenzaron a realizar publicaciones que acusaban al Grupo Graiver de tener vinculaciones con montoneros. El diario Clarín incluyó estas especulaciones en su portada de los días 17, 26 y 29 de septiembre y del 6, 15, 22 y 28 de octubre de 1976. El diario La Nación realizó notas similares en sus ediciones del 11, 15 y 24 de octubre de 1976. La revista Gente publicó un informe sobre Graiver el 14 de octubre de 1976. La revista Somos hizo lo mismo el 15 de octubre de 1976.
La viuda del empresario, Lidia Papaleo, comenzó entonces a recibir amenazas para que la empresa sea vendida a una sociedad conformada por Clarín, La Nación y La Razón.
En una reunión realizada en La Nación el 2 de noviembre de 1976, Papaleo, los Graiver y Ianover fueron “intimidados” a transferir, con sólo el 2 por ciento del precio estipulado cobrado, las acciones de Papel Prensa a la empresa a Fapel S.A. –una firma fugaz que integraron los tres diarios–, por quienes en representación de esa empresa participaron del encuentro: Magnetto, Mitre, Sofovich –en representación de Herrera de Noble– y Peralta Ramos.
Entre marzo y abril de 1977, los integrantes del grupo Graiver, incluidos Papaleo y Ianover, fueron secuestrados y trasladados al centro clandestino de detención Puerto Vasco.
El 19 de abril de 1977 la Junta Militar firmó una resolución que «blanqueó» la detención ilegal de seis integrantes del grupo Graiver y la incautación de casi todos sus bienes. Por la noche, representantes de los diarios Clarín, La Nación y La Razón depositaron en una escribanía el saldo restante para apropiarse de “Papel Prensa”.
Desde 2010, una causa judicial investiga los supuestos crímenes de lesa humanidad cometidos durante la adquisición de las acciones por parte de estos diarios. Se lo considera un caso inscripto en una trama de complicidad de los grupos económicos con la dictadura.
El control de la producción de la pasta de papel, que únicamente era producido en esta empresa, estaba en la mira no solo de la junta militar, sino de grupos económicos que consideraban clave el control del bien crucial.
¿El marco?, el reposicionamiento de los grupos de poder económicos a nivel global. Reposicionamiento que proyectaron y consolidaron en parte por medio de la apropiación de los medios de comunicación masivos, mediante los cuales manejarían y controlarían la difusión y el acceso a la información, y con ello la formación de la agenda de discusión pública y opinión de acuerdo a determinados intereses.
La maniobra de apropiación de Papel Prensa formó parte de la alianza estratégica entre la dictadura iniciada el 24 de marzo de 1976 y los representantes de los grupos económico-mediáticos más grandes del país.
Los grupos económicos concentrados necesitaban a los militares para eliminar a la disidencia política y social que se oponía a sus intereses.
Los dictadores, por su parte, exigían no sólo una prensa silenciada mediante la censura, sino medios cómplices de sus políticas y de sus acciones.
Esa misión la cumplieron Clarín, La Nación y La Razón, y, a cambio de ello, recibieron el monopolio del papel de diario, una suerte de dictadura contra la libertad de expresión.