Rosendo Fraga público en Infobae el 30 de diciembre del 2017 una columna que se titulaba de la siguiente manera: “¿Una represión mala y otra buena?”
La bajada de la columna decía lo siguiente: “Se ha instalado la idea que el primer día de disturbios frente al Congreso hubo un exceso del uso de la fuerza, mientras que en la segunda jornada el accionar fue más moderado y apropiado. Esta consideración es un error”. Avanzando en la lectura de dicha columna refiere que hubo críticas, incluso, desde dentro del oficialismo de que el jueves 14 de diciembre fue exagerada la represión, pero que el día 18 hubo un uso moderado de las fuerzas y redondea el párrafo diciendo lo siguiente: “Se trata de una interpretación que merece ser revisada, dado que es posible que en los próximos meses vuelvan a repetirse episodios semejantes.”
Continua la nota haciendo una comparación cuantitativa en cuanto a los resultados tanto en policías heridos, como en cantidad de detenidos, entre otras cosas el tiempo en que fueron liberados estos detenidos, los heridos fueron en mayor cantidad el 18, los detenidos también pero el 18 fueron liberados más rápido que el 14.
Entre otras comparaciones que van cada vez más hacia la justificación de la represión extraemos un párrafo que viene a poner el broche de oro a esta primera parte de su columna: “Podrá argumentarse que las fuerzas de seguridad disparando balas de goma con armas largas genera la imagen de que se está usando más fuerza de la permitida. Pero cabe señalar que estas imágenes tuvieron lugar en ambas oportunidades.” En otro párrafo continua de la siguiente manera: “El argumento de que el jueves 14 la represión impidió que el Congreso sesionara y en cambio la del lunes 18 lo permitió no parece tener demasiado sustento. Si la reunión se suspendió en la primera oportunidad fue consecuencia de negociaciones políticas, como se evidenció al incluirse un bono y ampliarse en 3.000 millones de pesos los fondos del Estado nacional destinados a financiar regímenes previsionales de las provincias y, en otros 10.000 millones, el financiamiento para obras de ellas.”
En esta columna, Rosendo Fraga ¿A quién le habla? ¿Le está hablando al macrismo? ¿Con sus datos concretos del saldo de ambas jornadas que está buscando?
De seguro que Rosendo no le habla al gobierno, le habla al común de la gente. Buscando en la operación mediática naturalizar la represión, porque como el mismo lo dijo en esa columna en los que meses que vendrán de este año que comienza, la situación se va a ir recrudeciendo y va a haber más episodios similares, pero hay algo importante en el mensaje entre líneas; lo que está diciendo es lo que en este medio se ha repetido hasta el hartazgo, que al ajuste se va a profundizar y que ese ajuste no cierra sin represión.
Rosendo Fraga, en otro orden de cosas desestima las dos manifestaciones, esa desestimación es una clara apuesta a desalentar la participación, a desmoralizar al pueblo para que caiga en el “fatalismo”, el “fatalismo” es esa idea instalada en nosotros de que las cosas han sido así y que nada va a cambiar, como si la historia fuese estática. Ahí está el hueso de la cuestión, la historia no es estática, está en continuo movimiento, el gobierno pretendiendo mantener constante las condiciones de posibilidad para apretar de manera feroz el cuello del pueblo y evitando la reacción o en el peor de los casos tener contralada la reacción popular opera con la pluma en una mano, la pluma o el teclado para ser más concretos, de estos cipayos mediáticos y con las escopetas de las policías en la otra.
Hoy es obligatorio, frente a la operación mediática, al bombardeo de imágenes que muestran las piedras cayendo sobre los policías y que justifican las armas usadas por los mencionados policías, casi diciendo que “eran necesarias”, se hace obligatorio no caer en el señuelo de esta violencia secundaria, sino alejarse un poco y buscar información en los medios alternativos, en los medios que dicen todo lo contrario de lo que dicen las corporaciones y para finalizar decimos que: hay que mantener siempre la pregunta con la que entramos en este mundo de hablantes, esa pregunta infantil, pregunta que es la llave de entrada a la cultura, esa pregunta simple pero profunda que dice así: “¿Por qué?”