El título remite a un viejo pub en el que los trabajadores y vecinos de un pueblo del norte de Inglaterra se encuentran todos los días para charlar entre amigos y tomarse una cerveza u otras bebidas alcohólicas; es una ciudad marítima, no muy lejos de Durham, aunque Loach prefiere omitir el nombre, porque busca construir un prototipo de pequeño poblado que en el pasado vivió de la minería y que en el presente coexiste con otro orden económico poco favorable. Apenas se ve otra cosa que las modestas casas de ladrillo proletarias que el cine inglés ha retratado en centenares de ocasiones, el pub elegido y una playa que en el relato tiene una importancia sustantiva. El concepto de espacio es restringido. La ciudad en sí no existe, sí, el barrio.
Pero a Loach no le interesa acá establecer un retrato de la situación proletaria inglesa, objetivo ubicuo de su filmografía, con matices y algunos cambios de geografía. El objetivo es otro: observar la intolerancia de sus compatriotas respecto de los inmigrantes, en este caso, sirios, y volver a pensar qué significa vivir juntos. El relato transcurre en 2016, y Loach presupone el entendimiento de los espectadores. Poco se discute sobre la situación en Siria y su guerra civil. Algunas imágenes en un monitor, el aciago destino de un familiar preso y la mención al paso del mandatario Bashar al-Ásad funcionan como un compendio que explica sintéticamente la presencia de los foráneos en ese pueblo. En efecto, la atención dramática recae en escenificar los prejuicios y en entrever cómo pueden ser desactivados. El viejo roble es una película didáctica, lo que explica la voluntad retórica destinada a conmover a todo o nada.
Lo más destacable en El viejo roble reside en su legítimo intento de indagar qué significa todavía pertenecer a una comunidad. No es una pregunta cualquiera, en una época como la actual en la que la experiencia de tribu se confunde con el sentido comunitario y el interés propio resplandece como valor absoluto. Loach emplea acá una pretérita consigna de los mineros para delinear un camino: “Si comen juntos, se mantienen juntos”. La foto que atestigua ese enunciado es mejor que el enunciado. Lo mismo podría decirse de otros pasajes explícitos. Cuando la delicadeza desplaza el énfasis, el cine mejora. Por eso, la velada musicalizada con laúd para acompañar la proyección de las fotografías de Yara es más elocuente que tantas otras escenas con fines pedagógicos. En ese breve pasaje, la noción de un “nosotros” no puede circunscribirse al pasaporte y al himno. No hace falta llorar para saber que la decencia no tiene fronteras.
Ficha Técnica:
- Título original: The Old Oak (El Viejo Roble, Inglaterra, 2023)
- Dirección: Ken Loach
- Guion: Paul Laverty
- Elenco: Dave Turner, Ebla Mari, Claire Rodgerson, Trevor Fox, Chris McGlade, Col Tait
- Música: George Fenton
- Fotografía: Robbie Ryan
- Compañías: Coproducción Reino Unido-Francia; Sixteen Films, Why Not Productions. Distribuidora: Front Row Filmed Entertainment
- Género: Drama