[dropcap style=’box’]L[/dropcap]a vida misma no sería vida si no estuviera atravesada de incertidumbre. Todo lo que uno puede programar milimétricamente, no escapa a esta realidad, puesto que todo lo que se observa desde un preciso ángulo, no es visualizado por el ojo opuesto a esta ubicación geométrica, y allí estaríamos hablando de dos realidades muy diversas. Hombres del mundo de la ciencia, aseguran que el día que la tierra encuentre su equilibrio, estallará en mil pedazos, y el hombre que la habita parece no escapar a este fatalismo.
Trasladémonos este fenómeno al universo de la política. ¿Existirá algo más intrincado e incierto que la política? Seguramente que no. Tal vez la relación amorosa de una pareja puede semejarse en parte, ya que si de hecho se ama de verdad, luego puede odiarse con ferocidad, cuando este amor haya cesado, o ha sido traicionado. Las lealtades y las traiciones, los amores y odios, para continuar con lo mismo, se multiplican a velocidad cósmica si la posibilidad de obtener poder aparece como cosa probable de alcanzar. Esta elección que en pocos días más posesionará a los candidatos a competir en octubre, sumado a la enorme incertidumbre que ofrece el gobierno, que vive gobernando entre amagues y mentiras, reiterándose en la manía de realizar paradas de colectivos, ya como un sello distintivo que lo arrastra desde la porteñedad de sus anteriores gobiernos, que alivia y acerca con mayor rapidez a la gente que aún puede abordarlos porque todavía no sufrió el despojo del trabajo, que este mismo ideólogo de las paradas de micros, día tras día arrebata a los trabajadores. Macri sigue pregonando “que juntos podemos”, pero no explica con quienes, cuando dice juntos, ni como. Los colectivos bien gracias, todo lo demás navega en la más oscura incertidumbre. Es evidente que no existe tal plan de gobierno, la tarea ahora, es desprestigiar cada vez con mayor violencia la imagen de sus opositores, claro, la elección está ahí nomás, y alegrar al pobrerío ofertándoles créditos, así de golpe, Macri pareciera convertirse en uno de los nuestros, pero a no engañarse, no le cierran las encuestas, algo hay que hacer para atraer votantes, o suspenderlas en caso de que no le jueguen a favor los números.
La arremetida contra trabajadores del correo, puede ser toda una señal, no pudieron con el voto electrónico, ahora tendrán que contar los votos, y que mejor que manos afines a su gobierno lo hagan?, o irritar al pueblo y sacarlos de sus cabales, para poder sí imponer el Estado de Sitio, tan anhelado. ¿Se imaginan a este presidente sin Cámara y con la Justicia de su lado? Pobre País. Mientras tanto la oposición, dispersa en sus representantes más notorios del riñón del kirchnerismo, (Massa-Randazzo), por lo poco o mucho que uno sabe de ellos, con distintas palabras, eufemismos, y metáforas en que la obviedad le muestra demasiado el traste, ambos destilan, cada uno en la medida se lo permitan sus glándulas venenosas, odio y resentimiento a la figura de Cristina, y todo lo que ella represente en esta puja electoral. Es muy claro como la prensa hegemónica (Magneto-Mitre), ni lo rozan, no vaya a ser los hagan caer y pierdan la dirección hacia donde van, que para estos escribas es la correcta. Acá la carga es diferente, pero el objetivo es el mismo, considero que la incertidumbre en esta ocasión, pasa de largo. ¿Y el kirchnerismo, o Cristinismo?. A primera vista, bien, cuesta este nuevo nombre, no es indigno morir con las botas puestas, a pedirlas prestadas.
Respecto a esto un compañero días pasado, me comentaba, “decí que esta Cristina y todo un proyecto político por delante que profundizar, porque si no, habría que pedir urgente un cambio de nombre, ¿qué somos radicales ahora?” Lo miré y me eché a reír, “¿de qué te reís boludo, no ves que es casi igual, Unión Cívica, y nosotros nos llamamos ahora, Unidad ciudadana?. Seguramente esto no es de vital importancia, si, cuestiones que por cierto no favorecen en absoluto a la unidad, por citar algunos ejemplos, no respetar las consignas acordadas por mayoría y no acatar el ejercicio del voto en caso de no coincidir lo consensuado, es prácticamente jugar por fuera de la unidad, por fuera de la democracia, es lamentable pero está ocurriendo en algunos distritos, en el nuestro por ejemplo. ¿Somos del palo o nos damos con un palo?. Esto, lamentablemente, también genera incertidumbre, porque salir a jugar a la cancha y no saber a quién pasarle la pelota, porque tu propio compañero lleva otra camiseta, es algo más que estúpido, ¿no?. Esto de salir a jugar así, a mí particularmente, me genera una alarmante incertidumbre. ¿Entendimos de verdad lo que nos estamos jugando?