Lo que comúnmente se llama la rosca política, o sea esas alianzas y negociaciones que se plasman en acuerdos antes de votar algún proyecto en consejo deliberante, también ponen a jugar una lista en elecciones, lista como la de Cambiemos.
[dropcap style=’box’]E[/dropcap]l atentado de Barcelona instala otra vez al sentido común dando su opinión como una sentencia de verdad inamovible. Se habla de fundamentalismo religioso para explicar estos hechos pero el fundamentalismo religioso es indiferente a la vida de los no creyentes, porque el fundamentalismo como palabra significa la interpretación literal de los textos sagrados o la aplicación estricta de una doctrina o practica establecida. Estas corrientes doctrinarias no están preocupadas por los que no creen en su religión, les es indiferente el mundo pagano. Sus miradas hacia el afuera muchas veces es una mirada benevolente, esa mirada expresa una compasión por el mundo del pecado, encontramos esto en los monjes tibetanos y también en los Amish de EEUU, por nombrar algunos ejemplos.
La violencia en los atentados realizados por el Isis no es una cuestión de fundamentalismo religioso, ya dijimos que el fundamentalismo religiosos es indiferente a la vida de los no creyentes, no mira hacia afuera, mira hacia adentro, el fundamentalismo oriental mira a oriente, no espía a través del cerco para ver qué hace el vecino, es que no le interesa el vecino, le interesa su propia vida espiritual. Los mal llamado fundamentalistas, los pseudosfundamentalistas, miran a occidente pero no con la mirada de oriente sino con la mirada de occidente y responden con violencia a una violencia provocada por el sistema político económico del que somos parte.
Occidente o el primer mundo como se llaman a sí mismo los países que son las potencias mundiales, miran al resto del mundo como la orilla, como lo degradado de ese primer mundo, como si fuesen los arrabales de esta gran aldea que propone la globalización.
La expansión de occidente hacia oriente tiene un solo objetivo; el petróleo. Ingresa a los países de la región mediante la guerra y promoviendo el conflicto entre ellos. De ese complejo entramado, surge el Isis, que responde a las invasiones de occidente con atentados. No tienen la capacidad de desplegar fuerzas militares de gran poderío como lo hace el ejército norteamericano, entonces responden con ataques terroristas golpeando en los centros de las grandes ciudades.
Occidente occidentaliza a oriente y bebe de su propia medicina. Va a los arrabales de la gran aldea a robar los recursos naturales, bombardea ciudades, la población civil sufre en carne propia la devastación. Las operaciones militares arrojan cifras de muertos por horas que no se comparan ni por casualidad con los ataques que periódicamente afectan a la población del primer mundo. Se logra con esto un doble objetivo, la población entra en una paranoia que genera la posibilidad de una guerra, que la población pida una guerra para parar los atentados, pero a la vez hay también hay un rechazo a la guerra.
En el fondo de la cuestión no es el fundamentalismo religioso el que perpetra estos ataques terrorista, hay un extremismo en los fundamentos religiosos, que no es lo mismo, extremismo que es respuesta de la occidentalización de oriente, no olvidemos que EEUU dio su apoyo a Al qaeda para luchar contra la URSS y el monstruo se volvió en contra. Con esto vemos que el extremismo religioso respondía al sistema capitalista, financiado por las compañías petroleras estos grupos armados exaltaban la fe religiosa para reclutar soldados y así escondiendo el verdadero interés echaron a los rusos de sus territorios.
El mundo tiene un solo enemigo, ese enemigo se llama Estados Unidos y las potencias mundiales, movilizando fuerzas de ocupación con un solo objetivo los recursos naturales. Para ello va a sujetar todo los medios de comunicación y las tecnologías al complejo militar industrial moldeando el pensamiento común para adormecer a la población y crear paranoia. Si se quiere generar una guerra hay que instalar en la sociedad la paranoia, hay que crear un enemigo. Esa metodología lo deja a los Estados Unidos y a las potencias mundiales, como los verdaderos terroristas, pero como nos han adormecido con entretenimiento, eso nosotros no lo podemos ver y como ellos piensan por nosotros, asistimos a estos atentados como un espectáculo más, al decir de José Pablo Feiman, estamos durmiendo en los signos de la culocracia, es que la tele, las redes sociales, las publicidades están llenas de glúteos femeninos que la gran mayoría jamás va a tocar. Llegado a ese punto, al punto de ser devorado por la culocracia caemos en la cuenta de que el sistema nos fagocito y entonces poco importa una bomba en Siria o que desparezca Santiago Maldonado.