[dropcap style=’box’]C[/dropcap]omo todo lo que transcurre en esta vida, se agota, se desgasta, desaparece o se transforma. Esta vez Cristina, ante una adversidad despolitizada, debió, ante el aglutinamiento de su oponente, abandonar la discursiva retórica que la caracteriza, y sin acercarse a la apoliticidad de Mauricio Macri y su entorno, filtró la problemática del pueblo, dentro de un discurso más llano, en el cual se visibilice con mayor naturalidad los daños y perjuicios expresados por ese mismo pueblo. Y no fue a realizar esa traslación oratoria a Puerto Madero, ni al Luna Park, ni siquiera al Obelisco, se fue del otro lado del riachuelo, el cual cruzara sin dudas, el pueblo a recuperar su plaza como aquel otro 17 de octubre.
El cajón incendiado por Herminio jugará para siempre en la cabeza de cualquier peronista, como la peor de las bravuconadas políticas que se hayan cometido. Las cifras que señala esta elección, no muestran abrumadora distancia entre uno y otro, pero es evidente, que no declarar hasta ahora el 5% de lo escrutado en históricos bastiones peronistas del conurbano bonaerense, habla a las claras que Cambiemos, quedaría peor posicionado; con un Esteban Bullrich por detrás de Cristina Kirchner, que es lo que no quieren dar a luz. En mi opinión, a pesar de no verla como otrora a Cristina ganando por varios cuerpos, debe ser ésta una de sus elecciones más relevantes de su rico historial político, por como acomodó el cuerpo ante el incesante embate de los medios más poderosos, las amenazas y cargos de parte de un Poder Judicial, aliado incondicional al actual gobierno, y la explosión sufrida dentro del universo peronista que en parte jugaba hasta no hace mucho dentro del kirchnerismo.
Podríamos inferir que Cristina fue a la pelea sola con su cuerpo y con su alma. También es justo reconocer que el espectro kirchnerista, era más amplio de lo que se suponía, o que algunos dirigentes, obligaban con su presencia desviar el voto hacia otros sectores, aunque será necesario expresar, contrario a esto, que muchos de estos dirigentes vuelvan a acompañar este proyecto que un día abandonaron.
Hablarle al pueblo desde un escenario, en calidad de política, es lo que naturalmente venía sucediendo y resulta muy diferente y motivador, invitar al pueblo al escenario y desde allí posibilitarle que cuente sus penas. Es probable que Cristina haya aprendido algo de su adversario, “los políticos son unos chamuyeros de cuarta, hablan y hablan, te llenan de versos y no te resuelven nada…”, pero no utilizó la espada para acompañar al adversario, mucho menos imitarlo, sino para atravesársela por donde más le duele: Que ese mismo pueblo exprese, utilizando el espacio que generosamente ella les cede, para que éste cuente todo el daño que la espada del enemigo les ocasiona.
El pueblo comenzó a hartarse de comer vidrio, a partir del domingo a la noche empieza a oler carne asada, la ve a Cristina encendiendo el carbón, sonríe el carnicero, el carbonero, el verdulero, el vinero, el panadero …el pueblo este domingo, ha demostrado que recuperó su memoria. Volver, ya ha dejado de ser un sueño, un anhelo, un simple cántico de batalla, empieza a ser una realidad.