[dropcap style=’box’]E[/dropcap]mociona aún, después de haberla cantado una y mil veces, al finalizar cada acto partidario, la marchita peronista, que vivamos y cantamos prometiéndonos que TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS, como un reto a la fidelidad a Perón y a sus postulados, sintetizados en cada una de sus estrofas. Lo mismo nos pasa, al finalizar el Himno Nacional, agitando fuertemente nuestros dedos en V, juramentando morir con gloria, antes que traicionar la Patria.
Todo esto emociona por cierto. Mucho más aún cuando se convive con el enemigo en nuestro propio suelo. Nos enerva, nos envalentona, nos indigna, y hasta pareciera que el valor de la justicia nos pusiera un fusil entre las manos. Es cierto también, que en cada movilización a la Plaza, observamos que somos miles y miles y que los discursos que penetran por nuestros oídos, reafirman con fuerza la identidad política de cada uno de los militantes y simpatizantes allí reunidos y entonces la idea de que el gobierno concluya su mandato mucho antes que lo que dispone la Constitución, se monta en una fervorosa esperanza de que así sea, y en verdad, se empieza a creer que eso es posible. Pero esa desbordante alegría, concebible, diría razonable, ante la dolorosa realidad que nos toca sobrellevar cada día como pueblo, presionado duramente por este gobierno neoliberal, se desvanece al observar que muchas de esas voces que tantas veces entonaron La Marchita y rabiaron hasta quedar afónicos al finalizar el Himno junto a nosotros, hoy, empujados vaya a saber por cuáles “otros ideales”, se sitúan en veredas opuestas. Entonces, la pregunta que vale formularse sería: ¿por qué continúan cantando La Marchita?
La canta y la baila el propio presidente Mauricio Macri, como nuestro intendente municipal, Darío Kubar, reafirmando en cada paso de baile, su desfachatada traición. Lo que salta a la vista, o al menos lo que se lee a prima faciae, es un claro mensaje de acreditación política al peronismo menemista, y decir como contrapartida, que el kirchnerismo, fue una toma izquierdosa al movimiento político creado por Perón y cuando cantan TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS, no están conminando a que se unan a sus voces también los kirchneristas, todo lo contrario. El Momo Benegas, Duhalde, Macri, Barrionuevo, Moyano, Kubar, etcétera, están arengando legitimar en el subconsciente social, la idea de que el peronismo auténtico está representado sólo por ellos y no por esta manga de zurditos camuflados dentro del peronismo, denominados “kirchneristas”.
Hoy a esta lista de peronistas auténticos, hay que agregar la del Chino Navarro, Florencio Randazzo, Bossio… que sin querer queriendo, como diría El Chavo, estarían jugando en favor del neoliberal Macri. Pareciera que la recuperación de la Soberanía Nacional, la Independencia Económica y la Justicia Social, que recuperaron a su modo Néstor y Cristina, hubiese sido el peor pecado cometido por estos dos líderes peronistas. Que su error, es no haber sido consecuentes con el relato del gobierno menemista, y que recuperar las banderas fundacionales del peronismo, fuera una regresión histórica inútil e imposible de llevar a cabo, ante la potencialidad que hoy expone el capitalismo (que es mucho más cómodo estar de su lado, que enfrentarlo, total el pueblo…). Sin ir tan lejos, en nuestro distrito, la Unidad Básica, invadida de cuadros de Evita y de Perón, (como corresponde a sus fundadores), no se observa entre ellos, un solo cuadro de Néstor, ni de Cristina Kirchner (ausencia que duele y mucho). Los que nos consideramos kirchneristas por ser peronistas, creemos que muchos compañeros no están viendo lo que trascurre de un lado de la grieta y del otro, o si lo vieron, optaron por la comodidad de plegarse al enemigo, a abrazar la lucha que precisamente Perón y Evita nos legaron como heredad política. Continuaremos, muy a pesar de estas desconsideraciones, insistiendo en la unidad del movimiento por el sólo hecho de ser pueblo, y reconocer en el neoliberalismo al verdadero enemigo, y no entre nosotros. La Marchita, esa que cantamos todos juntos tantas veces, ¿se corresponderá algún día con la verdad, de lo que decimos que somos?