Este próximo sábado conmemoramos la muerte de las hermanas Mirabal y de todas las mujeres asesinadas por la violencia machista. Pero también celebramos la vida, la organización colectiva, la sororidad y el deseo de transformar este mundo en un lugar con más igualdad, con más equidad y con más justicia.
Argentina cuenta con un instrumento que obliga al Estado Nacional, Provincial y Municipal a desarrollar acciones con el objetivo de erradicar esta problemática que se cobra la vida de una mujer cada día.
El próximo sábado 25 de noviembre se conmemora el Día internacional de la No violencia contra las mujeres. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas como homenaje a las hermanas Mirabal quienes fueron asesinadas ese día de 1960 por rebelarse contra el régimen dictatorial de Rafael Trujillo en República Dominicana.
En 1993, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instando a los países a promover la igualdad entre los géneros, eliminar todo tipo de violencia contra las mujeres, y desarrollar los instrumentos jurídicos necesarios para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias.
En nuestro país, en el año 2009 se sancionó la Ley 26485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. En este documento, la violencia queda definida como:
“toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.”
Desde entonces, Argentina cuenta con un instrumento que obliga al Estado Nacional, Provincial y Municipal a desarrollar acciones con el objetivo de erradicar esta problemática que se cobra la vida de una mujer cada día.
CADA 26 HORAS, UNA MUJER MUERE ASESINADA POR SER MUJER
Según las estadísticas de las diferentes organizaciones sociales y políticas (ya que no existen registros oficiales) desde el 1 de enero y hasta junio de 2017, 133 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas, ex parejas, y/u otros varones que consideraron que podían disponer del cuerpo, la vida y la muerte de esas mujeres.
Tal es la extensión y gravedad de esta problemática en nuestro país y en el mundo, que fue necesario el desarrollo de un concepto para nombrar esas muertes y diferenciarlas de los homicidios. El femicidio es un crimen de odio, es el asesinato de una mujer por ser mujer.
No se trata de crímenes pasionales ni de conflictos privados entre una pareja como todavía hoy muchos medios de comunicación continúan difundiendo. Se trata de un hecho político porque en él se cristalizan las relaciones desiguales de poder que subordinan a las mujeres y que nos vuelven propiedad de los varones.
El femicidio suele ocurrir cuando una mujer se rebela contra ese poder, cuando una mujer decide finalizar una relación, o cuando inicia otra, pero también cuando no responde a los mandatos con los que se espera que cumpla. Entonces aparece la amenaza, el insulto, la degradación, el golpe, y la muerte.
ERRADICAR ES TRANSFORMAR
Las mujeres sufrimos a lo largo de nuestra vida, y desde muy temprana edad, situaciones de violencia en los diferentes espacios en los que nos desarrollamos: en el ámbito el familiar, el educativo, el laboral, el público, etc.
En Argentina, en las últimas décadas, se han realizado numerosos avances en materia de igualdad de género, como la mencionada ley de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (Ley 26485; 2009); la ley de Educación Sexual Integral (Ley 26150; 2006); la ley de identidad de género (Ley 26743; 2012), etc.
Y sin embargo, la violencia crece, los femicidios crecen, la trata, el abuso sexual, las violaciones están ahí, todos los días cobrándose nuestra vida y nuestra subjetividad. Por ello, el abordaje integral esta problemática dramáticamente extendida en nuestro país, excede la persecución y penalización de quienes vulneran nuestros derechos y exige una transformación cultural que erradique además de la violencia, todos aquellos mandatos y desigualdades de género que la sostienen y la posibilitan.
Erradicar la violencia de género es una tarea de todxs que implica revisar cotidianamente nuestras acciones, nuestros prejuicios, nuestras violencias, en cada uno de los espacios por los que transitamos.
Este próximo sábado conmemoramos la muerte de las hermanas Mirabal y de todas las mujeres asesinadas por la violencia machista. Pero también celebramos la vida, la organización colectiva, la sororidad y el deseo de transformar este mundo en un lugar con más igualdad, con más equidad y con más justicia.
* Romina Diurno.
Licenciada en Psicología
Si vivís situaciones de violencia o conocés a alguien que esté en esa situación, podes llamar al 144 para recibir asesoramiento y orientación.