Arturo Martín Jauretche nació en Lincoln, Provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901 y tras una larga y fructífera vida de militancia nacional falleció en Buenos Aires, el 25 de mayo de l974. Sin duda este intelectual argentino marco una época que bien vale rememorar; ya que en los tiempos que corren sus propuestas recobran vigencia para nuestro pueblo.
“La enorme masa de obreros y empleados tendrá que ajustar el cinturón a fin de salvar el país de una catástrofe que sólo existe en la inventiva de Prebisch”. Arturo Jauretche
Si intentáramos en estas breves líneas de dar cuenta la vida de “Don Arturo”, sin duda deberíamos recordar su militancia irigoyenista, participando en las rebeliones del treinta contra el gobierno entreguista y fraudulento de Justo, en la fundación de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) en 1935, la década de plena militancia antiimperialista con la bandera de «Somos una Argentina colonial. Queremos ser una Argentina libre», hasta la disolución del forjismo en 1945. Siendo parte del proyecto peronista entre el 46 al 55 y luego del derrocamiento del General Perón, retomando la militancia cuasi clandestina, debatiendo, rebatiendo, en lugares marginales, alejado de los grande centro de la prensa hegemónica del país, pero en franca y convencida oposición al sistema semicolonial que buscaba imponerse en el suelo argentino.
Su historia personal en cuanto a la formación de su pensamiento político quedo muy definida por el mismo; como Él acostumbraba a señalar: «Al revés de tantos políticos, yo subí al caballo por la derecha y termino bajándolo por la izquierda». Proveniente de una juventud de orden conservador en su pueblo natal, para luego llegar a ser el gran pensador revolucionario antiimperialista, Jauretche supo construir al hombre que sin lugar a dudas, cuestiono las explicaciones que la case dominante local intentaba dar sobre los numerosos padecimientos de nuestro pueblo.
Jauretche es en la historia nacional uno de los principales críticos del pensamiento dominante, único o pensamiento oficial. Se convirtió en unos de los críticos al viejo orden cuando en la argentina él modelo conservador liberal sucumbía ante el surgimiento de la llegada de los sectores populares al centro la política nacional. Ese rol que se esperaba de la izquierda tradicional, como lógico supuesto, fue ocupado por los miembros de una pequeña burguesía antiimperialista, entre los cuales precisamente estuvo.
Desde ese lugar supo desnudar en primer lugar el vasallaje en que la patria se encontraba frente al viejo Imperio Británico. Luego durante la etapa del peronismo y a posteriori de la misma, Jauretche cumplió, un papel aún más importante. La de consumar el desmoronamiento del pensamiento dominante. Siendo comparativamente el mas combativo, de los miembros de un grupo selecto de intelectuales del campo nacional y popular.
Cuando inicie este articulo, cite las palabras del propio Jaureche que denunciaba las mentiras de la teoría económica oficial. «El Plan Prebisch y el retorno al coloniaje». Es que para llevar adelante un modelo de dominación, es necesaria la construcción de una explicación que permita legalizar lo injustificable y lo inaceptable, de la entrega del patrimonio nacional y por ende la sumisión del pueblo en la peor de la forma de sobrevivencia. Para poder concretar esto es necesario construir una cultura de la dominación que anule todo intento de resistencia al sistema, por mas injusto que este fuere.
En esta lucha se enfrasco, realizando críticas permanente que horadaron al pensamiento de la clase oligárquica del país. Pensamiento que luego es convertido por la escuela y los medios de comunicación en «el sentido común de la gente» que se impone al la sociedad. Sus polémicas en este sentido tomaron forma en una de sus obras mas famosas, el «Manual de Zonceras Argentinas” en la que expone un conjunto de creencias que dan cuenta de explicaciones falsas de muchas realidades de nuestra historia; pero que solo han servido para tapar las verdaderas causas de muchos males de nuestra sociedad y al mismo tiempo a sus verdaderos responsables. En esta tarea el propio Jauretche se incorporó a sí mismo en este mundo de realidades falsas, y de verdades reveladas en su experiencia personal que lo llevó a hablar del «Gil» consumidor de las mentiras oficiales a «Gil avivado» que sacaba de las mentiras a sus compatriotas.
Podríamos señalar como punto final, que la vida de Don Arturo, es sin lugar a dudas, la de un buscador de verdades, pero así mismo la de un divulgador de estas verdades. Pero no son cualquier tipo de verdades, sino que estas una vez alcanzadas libran un combate permanente contra la mentira institucionalizada. Mentiras que como en la actualidad buscan explicar y justificar lo injustificable. Presentando una realidad injusta y plagada de limitaciones para el pueblo trabajador argentino como algo que no es real. Alegando desde incluso desde un cinismo pocas veces visto, que este camino de sacrificios es el único posible para construir un futuro promisorio; ya que de no transitarlo el único responsable de no llegar a ese fin último de una sociedad más justa y equitativa es propio pueblo que lo padece.