El lunes 30 de septiembre el joven Sebastián Niclis, de 22 años de edad, perdía la vida mientras trabajaba en la granja El Solito, ubicada sobre la Ruta 24, en barrio Mi Rincón, de General Rodríguez. La causa del fallecimiento fue una descarga eléctrica que se habría producido mientras utilizaba una hidrolavadora que estaría en malas condiciones.
El martes 1 de octubre, en horas de la mañana, se inició una protesta, con el corte total de la Ruta 24. En el lugar se encontraba presente la familia de Niclis, que remarcó las condiciones en que el operario trabajaba cotidianamente, al igual que su hermano, que también desempeña tareas en El Solito.
Luego de la manifestación el lugar seria clausurado. Los inspectores municipales se habrían encontrado con que “ningún galpón estaba en regla”, según indican allegados al joven.
El martes por la noche, a partir de las 20 horas se llevó adelante el velatorio de Sebastián y mientras el mismo estaba en curso el día miércoles, vecinos advirtieron la presencia de un vehículo que se habría acercado a la puerta trasera de la granja para retirar huevos, a pesar de estar clausurada.
Esto desencadenó un nuevo corte de ruta por la tarde. Allí estuvo VdP Noticias, además del medio nacional Crónica TV. La madre, el padre, parientes, amigos, compañeros y vecinos de Sebastián fueron a protestar indignados de que a pocas horas de la muerte del joven se haya violado la clausura del lugar.
El martes VdP Noticias entrevistó a Ángela Vargas, abuela de Sebastián, que además de contarnos sobre lo sucedido también nos informó sobre las precarias condiciones de trabajo, la contratación “en negro” y sobre la pésima situación laboral del país que hizo que su nieto fallecido, y el hermano, Javier Niclis, tuvieran que dejar de estudiar para aceptar trabajar en esas condiciones.
Al día siguiente entrevistaríamos también a Marina, la mamá de Sebastián y a Gastón, casero de la granja. Ese día también nos enteraríamos que El Solito ya tendría una denuncia en su contra.
Una vecina la realizó el 15 de mayo de este año a la Guardia de Ordenamiento Urbano (GOU), y fue firmada por la Inspectora Susana Mocchegiani. La causa que figura en la denuncia es la “Quema de animales muertos y falta de higiene en el bien inmueble”. A raíz de la misma se habría abierto una causa (la N° 53151) en la que intervendría el Juzgado de Faltas N°1 a cargo de la Dra. Marina Cordone.
Pese a ello el lugar estaría funcionando casi sin ningún tipo de inspección, y escasos controles de agentes del Ministerio de Trabajo que empezaban y terminaban “en la oficina”, según lo indicaron trabajadores del lugar a los medios en las sucesivas protestas que realizaron.
En una de esas manifestaciones se presentó el Intendente Darío Kubar con gente de la Secretaría de Inspección General. Desde entonces se comenzó a hablar sobre el refuerzo de controles de Seguridad e Higiene. Tarde. Como expresa la mamá de Sebastián, a su hijo no se lo devuelve nadie.
Entrevista a Angela, Abuela de Sebastián Niclis
Ángela Vargas es la abuela de Sebastián Niclis, y no dudo en catalogar a Él Solito, como una “maldita granja”. Allí trabajaban sus nietos Sebastián, o “Coquito”, como le decían cariñosamente, de 22 años y el mayor de 8 hermanos, y Javier Niclis, de 20 años.
Los dos trabajaban en la granja desde hace más de tres años. Sebastián hace tres años y medio iba a quinto año de la secundaria en el Sommer. “Después no pudo seguir, tuvo que dejar para ir a trabajar y ayudar a su familia”.
La causa para que él y su hermano deban ir a trabajar fue la operación de su padre a raíz de un cáncer de estómago, operación que lo imposibilitó de poder realizar cualquier tipo de trabajo. De esta forma, para colaborar, los dos hermanos se emplearon en El Solito. Según su abuela desde que fueron contratados han trabajado en negro y ratifica la versión trascendida de que Sebastián habría sido puesto “en blanco” luego de producido el accidente.
Según el relato, ese lunes 30 al mediodía, luego de almorzar Sebastián se fue rumbo a la granja “a lavar el galpón con la hidrolavadora viejísima. El aparato que estaba limpiando es un aparato viejísimo, todo de metal. Ni siquiera tenía enchufe, porque lo tenían que enchufar con los cables pelados, no tenían ninguna clase de seguridad”, indicó Angela.
Cuenta además que, sumadas a las malas condiciones del aparato, también Sebastián habría estado trabajando con las medias y las zapatillas mojadas porque tampoco tenía ropa adecuada para las labores que realizaba; “Por eso nosotros pedimos justicia por Sebastián” expresó la abuela.
El hecho de que Javier, hermano del joven fallecido, trabajara en el lugar, hace que se conozcan detalles sobre las condiciones laborales. Según Ángela, a Javier le había “agarrado corriente la semana pasada, y le agarro miedo y dejó de ir”, y a otros trabajadores les habría sucedido lo mismo. “Le decían al dueño que cambie y él no quería cambiar porque no quiere gastar, porque al dueño no le importa un carajo de los chicos que están trabajando ahí”, que, según las declaraciones, trabajaban de lunes a lunes; “en esa maldita granja no hay descanso. No les interesan los chicos que trabajan ahí porque son chicos pobres que tiene que estar aguantando lo que sea porque si no, no hay trabajo”.
Ángela cuenta que el accidente habría sido dentro del galpón, y que fue “arrastrado hasta afuera. Donde fue tratado de reanimar cuando llegó la ambulancia”. También sostuvo que el dueño de la granja no apareció en el lugar ni el lunes ni el martes y agregó que el cuerpo de Sebastián quedo en ese lugar “desde las 16 horas hasta las 20, cuando vinieron a retirarlo”.
“No hay otro trabajo. Uno sabe bien como está el país. Los chicos tienen que ir a parar ahí. La situación está mal. Este gobierno hijo de re mil puta nos está llevando a todos a la mierda. No veo la hora que se vaya. Que se vaya ya porque sino no sé a dónde nos va a llevar, así va a matar a todos los chicos. Hay como 7 u 8 chicos más o menos de la misma edad trabajando y al dueño no le importa un carajo de nada”; Ángela realizaba así un análisis de la dura situación por la que atraviesan miles y miles de personas en la actualidad.
Ángela Vargas, abuela de Sebastián, también nos contó que durante la protesta le dijo al intendente: “¿Y ahora qué hacemos con Javi? Porque Javi no va a ir mas, no queremos que muera el también en la granja. Y que queda con él, quien le da una mano”.
Para finalizar, Ángela sostiene que su nieto era una persona buena, trabajadora solidaria para con su familia y al cual el barrio entero quería. “Tengo muchísima bronca”, aseguro.
Entrevista a Marina, madre de Sebastián Niclis
El lunes 30 de setiembre, aproximadamente a las 15:30, Marina, madre de Sebastián Niclis, vio llegar a su hijo Javier. Él le avisaría que su hermano “se descompuso en el trabajo”. Inmediatamente se dirigieron al lugar junto al padre, “mi hijo estaba tirado ahí en el piso. Hasta cuando yo llegue estaba respirando, pero se le quemo todo el cuerpo y no resistió”.
Marina asegura que el lugar no tiene nada en condiciones y que también a varios trabajadores les ha dado corriente la misma máquina, inclusive agrego que a veces “hasta el alambre tiene corriente”.
Con una mezcla de tristeza e indignación preciso un poco más la información que nos había dado Ángela un día antes: “Mi hijo se murió a las 4 de la tarde y a las 5 de la tarde el hombre lo puso en blanco”.
A pesar de tener faja de clausura, Marina nos contó que la granja siguió en actividades, y “en pleno velatorio ellos estaban trabajando acá. Estaban sacando huevos”.
La madre de Sebastián nos contó que la granja ya tenía una denuncia realizada por parte de una vecina. Un vecino presente en la protesta afirmaría que la muerte de Sebastián se podría haber evitado de haberse realizado los controles correspondientes, pero “vinieron a inspeccionar, pero poniendo platita esto sigue así, sin nada en regla”.
Marina conto que el día anterior “el intendente llegó, pero su palabra no vale nada porque anoche empezaron a trabajar y hoy devuelta. La palabra de nadie vale, y a mi hijo yo ya no lo tengo. Quiero justicia por él y que cierren esta granja”.
Entrevista al Casero de la granja El Solito
Gastón es el “casero” de El Solito, pero también fue, además, quien pudo ver a Sebastián poco después de recibir la descarga eléctrica. “Esto se pudo haber evitado” afirmó a VdP Noticias, “es una vergüenza, porque son chicos muy humildes, muy trabajadores y venía diciendo (al dueño) muchas cosas desde hace mucho, pero por la plata baila el mono y esta gente no tuvo consideración de nada. Aunque sea de arrimarse un poco a la familia o de ir al velatorio”.
El empleado también aseguró que gran parte de los trabajadores del lugar están en las mismas condiciones de trabajo precarizado, y a pesar de las advertencias nada habría sido cambiado, porque “la gente de guita hace lo que quiere” expresó Gastón.
Afirmó también que el trabajo “en negro” no es exclusividad de El Solito; “esto paso ahora acá, pero puede pasar en las otras granjas que hay, porque hay muchas granjas que están todas en negro y la gente no quiere hablar porque tienen miedo”.
Como casero, a pesar de estar en el Velatorio de Sebastián, también pudo enterarse de que, a pesar de la clausura, se sacó producción el miércoles por la mañana.
El miércoles se habría acercado nuevamente la inspectora municipal, dejándole un acta en la que sostienen que “la gente puede ir a trabajar, el que quiere. Porque sabiendo cómo están las cosas hoy en día la gente tiene familia y necesita darle de comer a los hijos y tienen que venir. Pero no puede entrar ningún vehículo, solamente la gente. Tareas de alimentación de animales, retirar los huevos y nada más”.
Para finalizar, Gastón aseguro que el dueño, que aparentemente seria Santiago Zarlenga, solo estuvo presente el día de la muerte; “tenía miedo. Estuvo acá hasta que lo llevaron a declarar”.
