El sábado 23 de noviembre, en el espacio de La Oveja Negra, ubicado en Mariano Moreno 791 y Pedro Whelam, General Rodríguez, vecinos y vecinas rodriguenses se reunieron a leer la novela “Cometierra”, de Dolores Reyes, siguiendo la iniciativa de más de cien escritores y escritoras, como acto de resistencia colectiva ante el intento de prohibición de libros sugeridos en estudiados planes de lectura de la Provincia de Buenos Aires.
Dicha censura se intentó llevar adelante por dirigentes libertarios y el PRO, entre ellos la vicepresidenta Victoria Villarruel, que cargaron contra del gobierno bonaerense por la distribución de libros con contenido sexual en las colecciones “Identidades Bonaerenses” y “ESI en las escuelas bonaerenses. Más derechos en las aulas”.
La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires aclaró que estos libros no están destinados específicamente a los estudiantes, sino que serán entregados a las bibliotecas de instituciones de los niveles Secundario y Superior, Adultos, Escuelas Técnicas, así como a Bibliotecas Populares y Municipales. Su objetivo es ser utilizados como recursos pedagógicos y culturales por docentes y bibliotecarios.
Durante la actividad llevada a cabo en nuestra ciudad, coordinada por Graciela Ocampo, fundadora de la Librería Macondo, vecinas y vecinos en ronda leyeron la primera parte de la novela (Cap. 1 al 10) alternando distintas voces que se sumaron a la experiencia. Finalizado el encuentro, se decidió continuar con la ronda de lectura colectiva este sábado 30 de noviembre a las 18 hs., en el mismo lugar, como disfrute de la buena literatura y rechazo de la censura que recorta textos, desinforma y cubre con un mando de miedo a padres y madres de las escuelas bonaerenses.
Quienes quieran acercarse a participar de las lecturas y/o de la escucha atenta del desarrollo de la novela, de manera libre y gratuita, serán bienvenidos/as a un encuentro que ayudará a detectar las razones de la inquietud que provoca la literatura. Además, la jornada contará con un buffet popular.
Cometierra. Por Milagros García
Cometierra cuenta la historia de una joven que puede ver el desenlace de los muertos si come tierra. Algo así se vuelve una responsabilidad enorme cuando el contexto de esa habilidad son los suburbios donde la violencia, y sobre todo la violencia contra las mujeres, son una moneda penosamente corriente.
Dolores Reyes conversó sobre la clasificación de su novela como ‘realismo mágico’. Considera que es un género latinoamericano mayormente representado por varones, pero que a su vez es más coherente con el entramado mágico en la cotidianeidad de la vida de las mujeres. Lo cierto es que la obra hace trama del pensamiento mágico propio de las comunidades suburbanas, donde el misterio aún logra escaparle a la lógica sistematizada que, además, es mostrada en su miseria. Cometierra tiene que poner su habilidad al servicio de la resolución de crímenes y desapariciones justamente porque hay una legalidad corrupta e ineficiente.
Algo que me parece muy interesante de la construcción de la protagonista es que tiene rasgos de anti-heroína y que jaqueen nuestras expectativas narrativas siempre es una bocanada de aire fresco. En lugar de resignarse a responder al llamado de su destino (porque “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”), Cometierra se piensa a sí misma en el centro de esta decisión, más allá de los fantasmas que la hostiguen. Quizás tiene la posibilidad de ayudar a resolver casos que de otra forma quedarían archivados, pero al final del día sigue siendo una jovencita que no se siente absolutamente cómoda con embeberse en la muerte.
Leer Cometierra con los más jóvenes puede propiciar debates muy enriquecedores sobre el paisaje conurbano, los tonos de una oralidad viva, las problemáticas relacionadas con la violencia sobre todo en la vida de las mujeres, el amor fraternal, la identidad, los duelos, la sexualidad con todos los matices que implica, la responsabilidad y el compromiso. No dejemos que la literatura que les acercamos a los jóvenes sea cada vez más transparente y estéril, hecha de una materia años luz de sus experiencias vitales. Que leer sea un camino empinado, porque ahí es donde podemos ofrecerles una oportunidad de aprendizaje.
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