Los Olvidados

Película: Los Olvidados

Director: Luis Buñuel

Año: 1950

País: México

Duración: 88 minutos

Género: Drama

Idioma: Español

Protagonistas: Alfonso Mejía, Roberto cobo, Estela Inda, Miguel Inclán, Alma Delia Fuentes, Francisco Jambrina.

“Las grandes ciudades modernas Nueva York, París, Londres…, esconden tras sus magníficos edificios hogares de miseria que albergan niños malnutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Solo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente para que sean útiles a la sociedad.”

Esta grave denuncia, hecha por Buñuel en el prólogo de la película,  fue realizada en una fecha tan temprana como 1950, y plasmada en una historia y unas imágenes desgarradoras. Han merecido su distinción por la UNESCO como imágenes patrimonio de la humanidad, al incluirla en el registro de la Memoria del Mundo. Memoria, a la que nosotros, los argentinos debiéramos agregar la que nos remonta también a esa fecha, donde el gobierno de ese entonces,  seriamente preocupado por lo social incluía en la Constitución consagrada para nuestro país un año antes, los derechos del niño a una vida digna. Los gobiernos oligárquicos que lo sucedieron, de los que nos gobiernan son herederos, hicieron caso omiso de su vigencia y puesta en marcha, destruyendo como hoy, todo lo realizado hasta ese entonces.

La trama de la película se centra en las andanzas de un adolecente  y sus compinches, un grupo de niños pobres de la ciudad de México. El protagonista, es un delincuente juvenil que acaba de escapar del reformatorio y vuelve con sus antiguos amigos para recuperar su liderazgo. Un liderazgo hecho de violencia y bravuconadas crueles contra todo el que se cruza en su camino.

Buñuel nos muestra aquí, que la pobreza y la miseria, lejos de redimir a la gente la envilecen. Un verdadero golpe, a los que viven cómoda e indolentemente en las grandes ciudades, sin percatarse ni tomar conciencia de una porción de la realidad, a la que juzgan por sus resultados pero esconden su verdadero origen. Algo parecido a lo que nos toca vivir hoy, donde la desaprensión de un gobierno al que por honrar nuestra Constitución debemos soportar,  provoca la desocupación, incertidumbre y pobreza que están en el origen de este problema.