¿Es Santiago una víctima o un héroe? ¿Quién puede determinar eso? Si sus ojos nos siguen mirando, nos siguen mirando cargados de vida, nos siguen mirando interpelándonos. Y por más lírica que le ponga al escribir, no vamos a encontrar una respuesta en un papel impreso.
Hemos aprendido con mucho dolor que la violencia del estado se denuncia en los códigos de ADN impresos en huesos desenterrados, también se denuncia en las declaraciones de los militares quebrados, en el testimonio de las víctimas sobrevivientes, en el testimonio de los familiares. También hemos aprendido que el terrorismo de estado no es una cuestión de excesos, es una cuestión económica. Los desaparecidos fueron en un 80% trabajadores porque había que aplicar mediadas económicas que solo pueden traer pobreza. Como se verá no se puede caratular de excesos esa cuestión, sino que lo que hubo ahí es un método para aplicar esas medidas económicas.
Con lo de Santiago es lo mismo, no hubo excesos, fue la utilización de un método, un método que aplicado sistemáticamente hace más de 40 años no quedo obsoleto si no que está más vigente que nunca. Hace algún tiempo en los flayer que circulaban por las redes sociales había unas fotos de unos Fálcon verdes y una inscripción que decía: “desempolvando los Fálcon verdes”. Más de un comentario a favor alarmaban, aunque esos comentarios fueran en tono de bromas, era como si entre bromas y bromas se estuviera diciendo una verdad y en la feroz represión a los Mapuches que defendían su territorio se lo llevaron a Santiago. La gendarmería defendio los intereses económicos de un extranjero, en un accionar que no dejo, una vez más, de ser funcional a intereses particulares y de los que más tienen.
Pero volviendo al principio, a la pregunta de que si Santiago es una víctima o un héroe, nos encontramos que no es ni una cosa ni la otra. Héroe no porque lo asesino gendarmería con un método viejo. Victima tampoco, aunque no se sepa lo que va a pasar en cada manifestación cuando actúa la fuerza represora de gendarmería o la policía uno sabe a lo que está expuesto, sobre todo cuando como Santiago no se duda en estar del lado que se debe estar. Si no es ni una ni otra cosa ¿Qué es entonces Santiago? No sabría responder a tamaña pregunta, lo que sí sabemos es lo que sentimos, lo que sentimos cuando miramos sus ojos en una foto, cuando miramos y descubrimos en ellos una pequeña llama que brilla como una luz de esperanza en medio de la desesperanza, una luz pequeña que enciende el coraje de los que estamos con miedo y nos abriga en medio de este mar de terror que pretende ahogar la claridad del pensamiento.
La figura de Santiago tiene cuerpo, tiene, como dijimos, una mirada y contiene la figura de los desaparecidos que responden desde la responsabilidad social, desde la responsabilidad de pueblo que inscriben con sus vidas la lucha que no va a detenerse, porque los poderosos no nos ganaron, a pesar de tantos desaparecidos, de tantos genocidios estamos acá como los pueblos originarios que resistieron a la matanza cinco siglos y siguen organizándose y manteniendo su cultura. Por ello Santiago es pueblo, Santiago es mapuche, Santiago es también las chicas secuestradas por la trata, Santiago es Julio López, y todas estas figuras nombradas son Santiago, como todas juntas son Luciano Arruga por ejemplo. No lloramos a imágenes mediáticas, porque se han instalado y sensibilizado a la sociedad desde los medios, nosotros no lloramos, nosotros luchamos para que llegue el día en que se erradique todo tipo de violencia provocada desde el estado, que se erradique el reparto injusto de las riquezas, para eso luchamos.