«También la bosta sirve para hacer ladrillos y con ellos construir», palabras más palabras menos, así replicaba el General Perón, la vez que surgía el tema de las componendas políticas en relación al oponente a vencer.
Hoy, el gobierno de M. Macri, que no cesa en su arremetida antipopular, diríase antidemocrática aunque fuera elegido por el voto popular, en ser el que agita y acelera el tranco del andar oligárquico por estos días, lo que conlleva a replantearse cómo ponerle freno a esta andanada.
La última elección a pesar del alto deterioro social e inexistencia de obra pública en estos dos años de gobierno, permitió obtuviera mayor caudal de votos. Margen aunque magro, ratifica de algún modo su politica de gobierno. Hecho que confirma con mayor acierto, que la cuota del odio permanece intacta, aunque también habría que deducir que la marea, a distintos sectores medios no les rozó la rodilla siquiera. Se verá que harán cuando ésta trepe y roce sus cuellos.
Pero resulta que Macri no sólo gana elecciones, sino que las manos en las Cámaras Legislativas le son favorable, ya sea a partir de traidores, condicionados y/o votos propios. A pesar de que ni una ley aprobada, grite hasta ahora para el lado de la justicia, que se entienda, la justicia social.
Si se proyectan estas respuestas políticas, se deduce que Macri nuevamente puede renovar su mandato el año próximo. Esto tal vez movilice en demasía a dirigentes de la oposición, con aquellos, que no hace tiempo atrás compartieran la misma vereda del macrismo aunque no lo manifestaran o lo negaran con alguna frasecita disonante.
Ensayar futurología en una posible interna que puedan desatar Elisa Carrió, Ma. Eugenia Vidal o cualquier otro, al consolidado M. Macri, no aporta a la presente opinión la contemporaneidad que el actual escenario requiere, aunque sí tendrá influencia a posteriori. De hecho, afinando la mirada, es posible ésto se produzca.
La bosta de la cual hablaba Perón reaparece, y a pesar del desagrado que ésta provoca en su composición, será luego vista como la mejor torta a saborear, o la peor de las ingestas.
En el «mientras tanto» ¿qué ocurre en el campo popular que arrima y presiona con fuerza y contundencia su contrariedad a las despediadas políticas macristas? En mi opinión falta encarnadura política de orden institucional al gigantesco desgaste que hoy despliega en las calles.
Es cierto que en distintas situaciones donde el conflicto castiga e indigna le da ganas a uno de incendiar todo. Pero no, eso ya lo hicimos y de algún modo le cargamos demás el fusil a quien luego nos eliminara de la habilitación política institucional y de la propia vida. Considero que es la materia pendiente del campo popular que debe buscar. Hasta ahora todos estaríamos en desacuerdo con esta nueva aparición que ofrece la oligarquía, pero aún no hemos resuelto cómo confrontarla. Es penoso observar cómo parte de la dirigencia toma decisiones inconsultas a las bases que le han proporcionado su conducción, quien a puro bombo y consigna partidaria mantuvo siempre en alto las banderas de la lucha. Se hace necesario la reubicación en algún sentido, dentro de la construcción conjunta de todo el arco político institucional.
La bosta es revuelta, lo importante sería el porcentaje con el cual se participe.
Hasta ahora los trabajadores continúan siendo los desheredados de Juan Perón, contrario a lo que prometiera a su pueblo en su despedida.
Retomando y poniendo fin a estos comentarios, citaré a dos grandes de nuestra lucha libertaria, al Gral. Perón, que atento a la circunstancia política,sugería construir hasta con bosta los ladrillos si fuera necesario. El comandante Guevara refería «vayamos todos juntos, si vamos separados, nos van a matar de a uno».
Los porcentajes que integren esta unidad dirán si acertamos o reiteramos más de lo mismo.